El gobernador Jorge Capitanich tomó juramento en la mañana de este miércoles a los nuevos titulares del Ministerio de Educación y del Instituto de Cultura, Aldo Lineras y Francisco Romero, respectivamente, quienes reemplazaron a Daniela Torrente y Mariela Quirós.
El mandatario, quien estuvo acompañado por la vicegobernadora Analia Rach Quiroga, agradeció a las funcionarias salientes y deseó los mejores deseos a Lineras y Romero “para contribuir a cumplir los objetivos y las metas que nos propusimos con el Plan Chaco 2030”.
Aseveró que cumplir los ejes trazados en el Plan requiere consenso y construcción mediante el diálogo y la articulación con múltiples actores. “Nuestra responsabilidad en esta etapa de gobierno es escuchar, gobernar y hacer”, aseveró.
“Creemos que el proceso de transformación educativa exige la articulación y construcción de consensos y esto requiere a la multiplicidad de actores que forman parte de la comunidad educativa, desde los trabajadores docentes, padres y el Estado”, mencionó.
Dijo que “la pandemia trastocó absolutamente todo lo que habíamos iniciado en diciembre del 2019 por lo que se requiere volver a iniciar este proceso de diálogo interactivo que nos permita escuchar y trascender en términos de diseño de políticas públicas”.
Mencionó que como consecuencia de las políticas implementadas durante la última gestión de Gobierno a nivel nacional hicieron que el salario se deprecie por lo que recuperarlo “es la premisa indispensable para recuperar consumo, la demanda agregada y crecimiento robusto y sostenido de la economía Argentina”. Agregó que si bien es un camino largo “el pueblo no puede esperar, han sido demasiado años y la paciencia se agota y eso es muy importante entenderlo y comprenderlo”.
Aseguró que “la premisa indispensable en estos tiempos tiene que ver con educación de calidad y esto no se logra en un contexto de conflicto, por lo que es necesario no solamente escuchar, sino también comprender y construir consensos”. Mencionó que esto no es fácil y en especial “en una sociedad en donde estrategias deliberadas promueven la polarización extrema con el objeto de garantizar la administración sobre la base de incluidos y excluidos”.
“Nosotros tenemos que incluir a todos y todas y tenemos que ser capaces de entender que la equidad es el preludio de la calidad y en ese contexto garantizar derechos en forma universal implica un esfuerzo de organización del Estado y entender que la formación educativa tiene que ser sistemática para propender a esa calidad”, explicó.
Aseguró que el gran desafío en esta etapa “es entender que el sistema educativo debe atenuar el conflicto y debe generar la perspectiva a través de una mirada muy particular que garantice el derecho a la educación, y eso se hace en el aula”. “Vamos a hacer el máximo esfuerzo de nuestra parte, pero también es necesario el esfuerzo de todos los actores”, valoró.