La carrera entre los salarios y la inflación volverá a mostrar en 2021 una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, en tanto los últimos informes oficiales hacen prever un índice de precios al consumidor del orden del 60% para todo el año, más que el doble de las previsiones contempladas en la elaboración del Presupuesto.
“Con una tasa de inflación por encima del 4% mensual es imposible que los salarios le ganen a la inflación en el 2021”, aseveró al respecto el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), luego de repasar la evolución de los precios, que en los últimos tres años crecieron a un nivel mayor que el de los ingresos de los trabajadores.
Ese deterioro del salario real fue en consonancia con el incremento de la tasa de inflación a partir del segundo trimestre de 2018, cuando a partir de la depreciación continuada del peso los precios mostraron una dinámica ascendente, sólo interrumpida en 2020 por los efectos combinados del congelamiento de tarifas y la retracción de muchas actividades por la pandemia de coronavirus.
La entidad dirigida por Jorge Colina indicó que el 2018 la inflación fue de 3,3% promedio mensual, superando al 2,7% de crecimiento nominal de los salarios.
La tensión entre precios y salarios volvió a mostrarse favorable a los primeros en 2019, con un 3,7% frente a un 3% mensual promedio, y en 2020, con 2,6% y 2,4%, respectivamente.
Para el año en curso la tendencia apunta a consolidarse, ya que “el aumento de la inflación observado en el 1° trimestre del 2021 hace presagiar que el salario real seguirá cayendo”.
En ese sentido, IDESA señaló que el 4,8% de inflación de marzo “hace que en el 1° trimestre del 2021 el aumento de los precios sea del 4,2% promedio mensual” y “si no se logra revertir esta tendencia, la inflación anual en el 2021 llegará al 60%, el doble de la meta planteada por el gobierno”.
Para la entidad, “el proceso sorprende y preocupa” si se tiene en cuenta que se produce mientras “el gobierno viene desplegando una amplia batería de acciones tendientes a reducir la inflación” y que “el ritmo de devaluación y de actualización de las tarifas de los servicios públicos va por debajo del aumento de los precios”.
Asimismo, entre las medidas destacadas, IDESA indicó que “se logró que la mayoría de las paritarias se alinearan con la meta oficial de 30% de inflación” y que “si bien el déficit fiscal es muy alto, se moderó respecto al año pasado y se viene aplicando una política monetaria conservadora”, en la que “la mayor parte del déficit se financió con deuda y el Banco Central llevó al extremo la absorción monetaria con Pases y Leliqs”.
Sin embargo, el resultado obtenido hasta el momento es una “aceleración inflacionaria” pero que, a la luz de los datos de los últimos años, queda en evidencia que “más allá de la pandemia, la Argentina transita un nuevo ciclo de estancamiento con alta inflación y un impacto muy negativo en el salario real”.
“La caída en el salario real de los trabajadores formales desde que se inició la crisis en el 2018 es del 15%”, en tanto “el resto de las remuneraciones, como las jubilaciones y los salarios informales, siguen la misma tendencia”, puntualizó la consultora, que agregó al respecto que “aunque los pronósticos sean de recuperación de la actividad productiva luego de la pandemia, con una tasa de inflación por encima del 4% mensual es imposible que los salarios le ganen a la inflación en el 2021”.
En ese sentido, IDESA aseguró que “mientras la inflación se mantenga alta no hay posibilidades de revertir este proceso de regresión”.
“Intentar compensar la inflación con mayores aumentos de salarios solo servirá para acelerar el incremento de los precios. Tampoco resulta eficaz ‘reprimir’ la inflación para que los salarios le ganen a la inflación con atraso cambiario, congelamiento de tarifas públicas, controles de precios y contracción monetaria a través del aumento de la deuda pública”, añadió.
Para IDESA, “la sostenida caída del salario real se origina en el mal funcionamiento de la economía que, a su vez, deriva del desorden en el sector público”, reflejado en “una propensión sistemática de gastar por encima de los recursos”.
“Ni en el gobierno anterior ni en el actual hubo vocación por impulsar cambios de esta realidad”, criticó, al tiempo que señaló que la urgencia que impone la segunda ola del COVID-19 es a la vez una oportunidad para “abordar el ordenamiento del sector público”.
Fuente: Noticias Argentinas