Ante la cercanía del cierre del año, momento en el que estacionalmente se dispara la demanda de dinero en papel por el pago del medio aguinaldo y el aumento del consumo asociados a las festividades, el Banco Central decidió importar de urgencia 170 millones de billetes de $1.000 desde España, dado que la producción local no será suficiente para atender las necesidades del sistema financiero del mes que viene. Se trata del segundo contrato de importación pactado en el año, luego de que se encargara la confección de 400 millones de unidades de la misma denominación a la Casa de la Moneda de Brasil.
“El Banco Central encargó la confección de billetes a Casa de Moneda para hacer frente a las necesidades especiales de efectivo que derivan de la crisis sanitaria del covid-19″, confirmaron fuentes del Banco Central ante la consulta de Infobae.
“A lo largo del año se registran dos picos históricos de demanda de billete, en julio y diciembre. Alcanzado el nivel máximo de producción de Casa de Moneda, se optó por la importación de billetes de distintas fuentes”, agregaron desde la autoridad monetaria.
La disponibilidad de billetes llegó a niveles críticos este año. Una combinación de factores entre los que se cuentan la caída en el poder de compra de las emisiones existentes por el contexto inflacionario, la negativa del Gobierno a imprimir un billete de $5.000 que blanquee el avance de los precios, la tendencia de familias y empresas a demandar más dinero en efectivo durante los días de aislamiento social preventivo y obligatorio además de la inyección de montos considerables de dinero a personas anteriormente no bancarizadas que percibieron beneficios extraordinarios como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) hizo que no hubiera papel moneda suficiente en circulación.
Tal fue así que ante el pico en la demanda de efectivo de mitad de año, con la llegada del medio aguinaldo, la entidad conducida por Miguel Pesce decidiera poner a circular billetes de $100 que habían sido producidos antes de 2015 y que nunca habían salido a la calle. La medida de emergencia ayudó a cubrir parte de la demanda de efectivo disparada por la pandemia, pero al precio de generar todo tipo de problemas logísticos y gastos extra a los bancos que trataban -como podían- de mantener abastecidos a los cajeros automáticos de todo el país.
Usar billetes de $100 en lugar de emisiones de $500 o $1.000 implicaba cargar más veces a las terminales automáticas, más viajes para los camiones de caudales, más espacio de guarda bajo normas de seguridad estrictamente reguladas y toda otra clase de costos extra.
En ese contexto, el BCRA reaccionó acelerando la producción nacional y buscando cerrar contratos en el exterior para sumar disponibilidad de billetes antes de que sea demasiado tarde.
A lo largo del año se registran dos picos históricos de demanda de billete, en julio y diciembre. Alcanzado el nivel máximo de producción de Casa de Moneda, se optó por la importación de billetes de distintas fuentes
Según trascendió, la compra a la Casa de Moneda y Timbre de España se pactó a un precio de USD 126,32 por millar, es decir algo menos de USD 21,5 millones de dólares en total. El encargo se concretó en julio pasado. Y su precio llamó la atención en comparación con operaciones previas de importación de billetes.
Por ejemplo, los 400 millones de unidades de billetes de $1.000 encargados a la Casa de la Moneda de Brasil se pactaron a un valor de USD 20,6 millones, según datos publicados en septiembre pasado por el periódico especializado Valor Económico de San Pablo.
El costo pagado por menos de la mitad de las unidades es prácticamente el mismo. En la diferencia juegan los costos de flete, más altos desde Europa que desde Brasil, pero también precios muy diferentes entre los dos proveedores.
“Los precios acordados responden a los valores de mercado”, se limitaron a comentar fuentes del BCRA.