En medio de la crisis económica y en un contexto de pandemia, el doctor Julio Picón se descargó hoy con una dura carta a través de las redes sociales en la que critica que “en este país no se valora una mierda” y expone la “angustia” que siente al tener que trabajar horas extras para incrementar sus recursos financieros.
Julio Picón, que se desempeña como médico en el hospital Perrando de Resistencia, se refirió al escándalo del diputado nacional Juan Emilio Ameri, que protagonizó una escena sexual en plena sesión, y comparó la situación económica del legislador con la suya.
“Un tipo chupachichi gana no cuántas veces más y su asesora 3 veces más. No estudiaron un pedo. No se exponen a nada. Y la verdad me entra una angustia terrible. Y te preguntás si realmente vale la pena lo que estás haciendo”, cuestiona.
Así mismo, asegura que pese a superar la barrera de los 50 años, se plantea “si no conviene irse en busca de mejores condiciones, una disyuntiva que te embarga de temor, porque está visto que en este país no se valora una mierda y de que vamos a seguir igual o peor. Que las cosas no pintan bien a futuro”.
“Que tenés que festejar como un mundial un bono de 5 mil pesos cada muerte de obispo, donde se arreglaron paritarias por un 5%, y para llegar más o menos tenés que hacer horas extras a un valor hora guardia menor al costo de un corte de cabellos, y puedo seguir”, apunta.
El doctor Picón señala que “realmente me embarga la desazón y el abatimiento. Porque a nadie parece importar esta situación y todos seguimos igual. Mientras vemos que los países vecinos no pasan por arriba, pero no porque crecieron, sino porque nosotros retrocedimos, y parece que no nos damos cuenta”.
LA CARTA COMPLETA
El jueves a la noche estuve de guardia en el Perrando. Salí de allí y continué en el hospital cumpliendo mi carga laboral. Pasado el mediodía, manejando por la Av Italia, no sé cómo, me dormí. Derrapé. Rompí una cubierta, etc. Podría haberme matado.
Hoy me saluda un colega de promoción, y me dice, venite para el Paraguay, a una ciudad del interior. Por ahora puedo garantizarte 25 millones de guaraníes (270 mil al cambio oficial), después se ve. Y pienso: la puta! me mato haciendo guardias extras para aumentar mi sueldo.
Y por otro lado veo un tipo chupachichi, que gana no cuántas veces más, y su asesora 3 veces más. No estudiaron un pedo. No se exponen a nada. Y la verdad me entra una angustia terrible. Y te preguntás si realmente vale la pena lo que estás haciendo.
Si no conviene irse en busca de mejores condiciones. A pesar que ya pasé la barrera de los 50. Una disyuntiva que te embarga de temor. Porque está visto que en este país no se valora una mierda, y de que vamos a seguir igual o peor. Que las cosas no pintan bien a futuro.
Que tenés que festejar como un mundial un bono de 5 mil pesos cada muerte de obispo, donde se arreglaron paritarias por un 5%, y para llegar más o menos tenés que hacer horas extras a un valor hora guardia menor al costo de un corte de cabellos, y puedo seguir.
Pero realmente me embarga la desazón y el abatimiento. Porque a nadie parece importar esta situación y todos seguimos igual. Mientras vemos que los países vecinos no pasan por arriba, pero no porque crecieron, sino porque nosotros retrocedimos, y parece que no nos damos cuenta.
Y veo que los costos de reparacion (tren delantero, cubiertas) superan con creces a la guardia realizada, que me van a pagar dentro de 2 meses con el respectivo descuento. Porque los gustos de los parásitos no se pagan solos. Y sí, te ponés a reflexionar y te deprimís.
El jueves a la noche estuve de guardia en el Perrando. Salí de allí y continué en el hospital cumpliendo mi carga laboral. Pasado el mediodía, manejando por la Av Italia, no sé cómo, me dormí. Derrapé. Rompí una cubierta, etc. Podría haberme matado.
— Jᴜʟɪᴏ Pɪᴄᴏ́ɴ (@drjuliopicon) September 26, 2020