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Un fallo crucial: Ángel Ayala, el policía correntino marginado por la AFA como árbitro y que ahora volverá a dirigir
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Un fallo crucial: Ángel Ayala, el policía correntino marginado por la AFA como árbitro y que ahora volverá a dirigir

Hijo de un ex referí, el sargento denunció “discriminación” y la Justicia determinó que deberá ser designado nuevamente para la Primera Nacional o el Federal A.


El arbitraje está en su ADN. Con un papá dedicado a dirigir, era imposible que eligiera otro camino. No obstante, Ángel Esteban Ayala combinó la pasión familiar con el trabajo de policía. Es sargento e instructor en Corrientes. Y sólo a eso se dedica desde marzo de 2019, porque una medida de la AFA lo dejó sin partidos. 


El calvario terminó para Ayala, hijo de Ángel Andrés, juez de línea en la década del 90. El Juzgado Nacional del Trabajo en primera instancia N°63 dictaminó que estaba siendo discriminado y le dio lugar al amparo que presentó a través del Sindicato de Árbitros de la República Argentina (SADRA) para que vuelva a dirigir a partir del próximo campeonato de la Primera Nacional, que comenzaría en noviembre. 


Ayala es uno de los 16 árbitros que se mantuvo en la estructura del gremio que conduce Guillermo Marconi y que no había vuelto a ser designado por la AFA. En agosto, Abel Marcelo Aredondo, pampeano de 44 años, había sido el primero en destrabar su situación.


Otros referís, en cambio, decidieron irse a la Asociación Argentina de Árbitros, cuyo secretario es Federico Beligoy, quien además está al frente de la Dirección Arbitral de la entidad de la calle Viamonte. Sí, el hombre que se encarga de repartir los partidos. En la línea. Ayala es juez asistente. Dirige en la Primera Nacional y el Federal A. Había sido vetado por AFA. En la línea. 


“Llegué a la AFA gracias al SADRA. Me parecía un acto deshonesto dejar el gremio para tener más partidos. Inclusive, si parecía que algo estaba mal, hubiera sido mejor que mis compañeros se quedaran con nosotros y plantearan la situación", le dijo a Clarín. 


"Nunca fue creíble la postura de los que se fueron. Prefirieron mantener la fuente laboral. Aunque no todos están contentos. Yo hablé con varios y están decepcionados, porque les habían prometido designaciones y ascensos y no llegaron. Pero no puedo juzgar a nadie. Gracias a mi padre, tengo principios. No podía perjudicar a quien me ayudó a llegar donde estoy. Uno siempre tiene que reconocer y no traicionar”, agregó. 


Ayala era un lateral “rústico”, según se describe, que jugó en el Montreal correntino. De chiquito acompañaba a su papá a los partidos y le picó el bichito por el silbato. A los 16 años empezó a dirigir. Ya incorporado al Colegio Militar, se desempeñaba como referí en los torneos intercountries. 


A los 39, con dos hijas (Ángeles de 11 y Stefany de 3), sobrevive como policía y no la pasó bien durante la cuarentena. “Cuando recién empezó el aislamiento, tuve que cubrir el puesto en el puente interprovincial Corrientes-Chaco”, contó. Y volvió a la escuelas para enseñarle a 217 aspirantes a cabo vía Zoom. 


En la cancha de Chacarita. Ayala, el primero de izquierda a derecha, durante un partido de la Primera Nacional. 


-¿Qué es más difícil? ¿Ser árbitro o policía? 

 -El del árbitro es un trabajo de hormiga. Nadie lo ve. Sobre todo, la gente del Interior. Tenés que entrenarte por tu cuenta y cuando te avisan qué partido te toca, hay que tratar de conseguir un compañero que te cubra en las guardias. La vida se arma en base a lo que tenés que dirigir. Los fines de semana salía el viernes hacia Salta, tomaba un colectivo, llegaba, tenía partido a la noche y el lunes volvía a Corrientes. No llegaba a casa y me iba directo al trabajo. Es sacrificado. 


 -¿Y cómo viviste estos tiempos fuera de la cancha? 

 -Uno vive mal, con impotencia. Tiene una angustia… Porque, en definitiva, uno hizo las cosas bien y no siempre se corresponde con la justicia. Llegaba el fin de semana, estaba el bolso armado y no tenía designación. Tengo una alegría inmensa. Estoy esperando con más ganas los entrenamientos y poder demostrar dentro de la cancha que estoy para dirigir. 


Fuente: Clarin


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